Una amiga calificó mi nueva novela de inquietante. El calificativo me gustó. Creo que yo no habría encontrado otro mejor.
Es así, cuando parece que buscamos la belleza, el bien o la felicidad, surge la paradoja, y lo que nos encontramos es a veces lo contrario, curiosamente lo que nos encontramos es "lo inquietante."
Por eso, si he conseguido producir algo de inquietud, me siento satisfecha.
Escribir es plasmar una realidad que a veces es extraña, tan extraña como la vida misma.